jueves, 18 de septiembre de 2014

Tales of... Avalorn : Cicatrices







Astharis Loken posó entonces su mirada en el reflejo que le devolvía el espejo. Una cicatriz le horadaba la cara por encima del ojo derecho. Su primera cicatriz. Se la había hecho durante su primera contienda, durante el asedio al Anillo de Fuego, a las ordenes de su padre, el Rey del Magma y Señor de las Llanuras. Lord Faradar Connor, señor del castillo, se había rebelado contra los designios de su rey, alzándose en armas contra él. En respuesta Mercer Loken había asediado la fortaleza costera de la familia Connor durante más de cuatro meses. Astharis tan solo tenía trece años. Es indescriptible lo que el fragor de la batalla hace hacer a los hombres. Su señor padre había encabezado el asedio la última noche, había abierto una brecha en sus murallas y matado hasta a dos cientos hombres con sus propias manos, antes de caer en el patio de la fortaleza. Astharis lo vio todo. Lord Faradar , tras esquivar la temible estocada del Rey del Magma, le había hundido su enorme mandoble en el cuello hasta el corazón dejando la mitad de su torso colgando de jirones de piel y carne desgarrada. La sangre de su padre le salpicó en el rostro, caliente. En aquel momento el joven magistral perdió el control. Sintió el fuego de Prometeo en su interior. Saltó de su parapeto con su cimitarra por delante, destrozó a tres hombres de los Connor y se encaró con el asesino de su padre. La ira fluía a trabes de sus venas como un veneno. Sus ojos poseídos por la furia querían dar muerte a aquel mal nacido. Más, Astharis era un niño todavía. mientras que Lord Connor había luchado en más de mil batallas. Recordaba perfectamente como su enemigo blandía su mandoble con gran destreza, el ruido del acero al chocar contra el acero de su cimitarra y contra su escudo de roble. Sin embargo lo que más se le quedó grabado era la expresión, desencajada y enloquecía, de su adversario. La fortaleza había caído, los hombres aún leales a Lord Connor, tiraban sus armas y se rendían ante el poderío militar de los Loken o salían corriendo a toda prisa, huyendo para escapar de la masacre, más en su batalla personal Astharis iba a perder y su enemigo lo sabía. Lord Faradar lo tenía acorralado contra un muro cuando de un tajo le marcó la cara para siempre. El joven Magistral se quedó paralizado, sabía que su vida había llegado a su fin. Connor Se encontraba allí, en frente suyo, preparado para asestarle el golpe de gracia. El terror le atenazó la garganta y las lagrimas empezaron a caer por sus mejillas. Lo último que pudo ver, antes de cerrar sus profundos ojos azules, fue el arma de su adversario cortando el aire hacia su cabeza.

Todo terminó en aquel instante. La poderosa hoja de la lanza de su hermano Thyris atravesó el pecho de Lord Faradar desde la espalda, destrozando sus costillas y partiendo, vengativa, su negro corazón. Connor dejo que su mandoble se resbalara suavemente de entre sus dedos mientras caía de rodillas. En sus últimos momentos clavo sus ojos marrones en los suyos.

"No me has derrotado...  él siempre será mejor que tu"

Pareció decir antes de desplomarse sobre un charco de sangre.

Fragmento del capitulo "Campanas de boda", incluido dentro de "Avalorn, Volumen I".
Una idea original de Al Frost.

No hay comentarios:

Publicar un comentario