La sala de espera que había junto al despacho del secretario del consejo de seguridad de las Naciones Unidas era todo un ejemplo de austeridad. Una lámpara, una mesilla para sostenerla y un sofá de escai negro conformaban el total del mobiliario.
Frank Norton llevaba esperando pacientemente allí ya casi veinte minutos.Sabia que no podía exigir mas prisas, pues en el interior de aquel despacho se coordinaba la reconstrucción política y social de la herida Europa. Cinco años habían pasado ya desde que la segunda Guerra Mundial terminase y ahora el horror de la guerra quedaba atrás pero los viejos rencores aun seguían presentes así que la actividad en el despacho debía de ser frenética.
El telón de acero, había caído y las hostilidades Soviéticas habían aumentado.
El entrenamiento de Norton le obligaba a analizar instintivamente los riesgos potenciales de la sala de la sala y los enormes ventanales eran una clara amenaza.
Un instante después la pesada puerta de madera noble se abrió, y una cara conocida para Norton salió a recibirlo.
Donovan se alegró, y mucho, de que en ese momento Frank Norton estuviera frente a él. Parecía que para el los años no pasaban, con su pelo lustroso y mañosamente peinado, su traje negro limpio, como recién sacado de una tintorería de lujo, y sus zapatos italianos.
A su vez Frank Norton estaba francamente sorprendido de haber recibido aquella carta que lo invitaba a una reunión con alguien que , antaño, lo desacredito públicamente y lo destituyó de su cargo en la ya olvidada DIP.
Donovan se sentó y saco una caja de puros de uno de sus cajones y le ofrece uno a Norton, quien educadamente lo rechaza. Ante la negativa del agente, Donovan, bromea sobre lo bien que viven los comunistas. Frank Norton intenta ,sin éxito, ocultar la repulsión que le causa el ver a un compatriota suyo alabando a la facción rival.
Donovan al ver su reacción se altera un poco y rápidamente saca un informe de un archivador situado junto a su mesa.
En aquel momento el agente Frank Norton descubrió el objetivo real de aquella reunión de viejas glorias del espionaje.
El informe contenía, entre otros muchos documentos, una transcripción de una trasmisión de radio Soviética que informaba del hallazgo de un objeto de rara talla e increíble poder.
La cara del Agente Norton se quedó petrificada cuando una bala de precisión rompió el enorme ventanal e impactó en el cuello de Donovan.
La enorme herida, mortal de necesidad, proyecto la sangre en enormes chorros hacia Norton que quedó cubierto de ella.
Todas las alarmas saltaron inmediatamente después de la muerte de Donovan y Frank Norton
se vio acorralado entre un tirador oculto en alguna ventana y los equipos especiales que entrarían y creerían que el propio Norton era el tirador. Se resguardó tras el escritorio del despacho y desenfundó su Six Hour de gran calibre para buscar al asesino de Donovan.
El tirador ya no estaba, se había escondido entre las sombras. Y eso dejaba al agente como único sospechoso.
Frank Norton empujó el escritorio contra la puerta, con todas sus fuerzas, justo a tiempo de impedir el paso de los agentes de seguridad del edificio.
El agente Cogió su maletín y saltó por la ventana rota. Para cuando lograron entrar Norton no era mas que un rumor.
Firma: Al Frost.
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