viernes, 26 de abril de 2013

Tales of... The Evil on the Road: Tras la estrella de nueve puntas.


El viejo motor del destartalado Buic, emitió un leve ronroneo irregular antes de detenerse frente a una fábrica abandonada. No había parado de llover en toda la semana y en el barro se apreciaba claramente las huellas de neumático de una huida prematura.
El detective privado desenfundó su Magnum 357 y se aproximó a la oxidada puerta de la fábrica. El chirrido de la pesada puerta, resonó en el interior con un escalofriante eco que estremeció al detective. Se adentró en el espacio vacío de una manera prudente, no quería sorpresa. La nave era enorme y parecía haber sido saqueada por los famosos ladrones de cobre, que azotaban Las Vegas desde hacía años.
Caminó sigilosamente mientras escudriñaba el interior para encontrar alguna pista reciente relacionada con la Orden de los Nueve Ángulos. Una secta satánica secreta procedente del Reino Unido que actualmente había recobrado importancia en la ciudad del juego. Desde su reciente aparición habían estado desapareciendo niño y niñas de cualquier estatus social, raza o religión cosa una coincidencia demasiado evidente para el obsesionado detective privado Jeremías Ortega.
El recinto estaba impregnado con el olor sangriento de la muerte, algo o alguien había muerto recientemente en aquel lugar. Ortega reconocía ese sucio sabor de la muerte, oscuro y visceral. Todo aquello tenia un macabro aspecto similar al de todos los casos que investigaba el detective. Casos paranormales. Desde la muerte de su amada Cristal, la vida de Jeremías Ortega era un cóctel explosivo de alcohol, juego, peleas clandestinas y obsesiones con cultos satánicos. El carismático detective tenía un odio especial a las sectas.
Sus peores temores se hicieron realidad cuando descubrió un pequeño rastro de sangre reciente. Avanzó lentamente por el estrecho pasillo formado por enormes tuberías y canalizaciones de todo tipo hasta una amplia sala. La luz provocada por centenares de velas aclararon la vista del detective velada de un manto de oscuridad hasta el momento. Lo que pudo ver a continuación lo estremeció verdaderamente. El joven Rick Barrow colgaba boca abajo de un polígono estrellado de nueve puntas hecho con vigas de metal que pendían del techo con gruesas cadenas. El pequeño altar bajo el cuerpo del chico estaba bañado en su sangre que todavía goteaba del profundo corte de la garganta. Extraños jeroglíficos estaban pintados por las paredes con la sangre, seguramente del muchacho, formando extrañas figuras. El veterano detective sacó unas paginas pertenecientes a diversos libros arcanos y los comparó las inscripciones de las paredes hasta que encontró unas semejantes. Las descifró con la ayuda de su bloc de notos, en el que apuntaba todas sus averiguaciones desde hacia mas de quince años.
Se acerca...
Aquella afirmación rubricada con la sangre de los inocentes sobre las sucias paredes de aquella factoría abandonada estremecieron al curtido detective, así como despertó en el mas dudas de las que traía al llegar allí.
Se acerca. Que o quien, es lo que los miembros de la Orden de los Nueve Ángulos esperaban con tanto anhelo.

En aquel momento en el exterior de la fábrica siete motos, con el nombre de Outlaw Raiders escrito en ellas, rugieron al llegar a aquel lugar.

- Aquí hay alguien más, Adrian – dijo uno de ellos.

1 comentario:

  1. Queríamos destacar la participación del jefe de creativos Albert Borràs conocido por el pseudonimo Al Frost, guionista jefe de esta casa.

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